UN AÑO … ¿PERDIDO?

Cuando, a los 18 años (dependiendo de cada un@) llegamos a ese momento en el que tenemos que elegir una carrera universitaria que marcará nuestra vida, no es hasta que estamos dentro de ella cuando nos damos cuenta de que nuestra decisión ha sido errónea, bien porque la carrera no nos guste, bien porque nos haya desilusionado. Y ello desemboca en que los buenos resultados brillan por su ausencia. Es entonces cuando aparece el miedo a decir a los padres -casi siempre los responsables del pago de las matrículas universitarias- de que hemos suspendido (casi) todo. Para que no nos encontremos con un #AñoPerdido, aquí podremos ver qué es lo que hay que atajar para que nuestros hijos no pierdan el tiempo eligiendo una carrera equivocada; pensar con más detenimiento, tomar más tiempo para la decisión adecuada, es sinónimo de ganar un tiempo que parece estar perdido. Vía El Mundo