PANTALLAS Y NIÑOS, MALA COMBINACIÓN.

Cada vez con más frecuencia nos cuesta levantar la cabeza para despegar la mirada del móvil y prestar atención a lo que pasa a nuestro alrededor e, incluso, a la persona que nos habla. Este enganche lo sufren tanto adultos como menores, a veces demasiado pequeños —los expertos recomiendan trastear con dispositivos hasta los seis años—. Por eso, los efectos de la exposición a las pantallas en el desarrollo intelectual y emocional de los más pequeños es un tema que preocupa a los padres.

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del exitoso El cerebro del niño explicado a los padres, desmonta los mitos creados en torno a la tecnología y enumera una serie de recomendaciones a seguir en sus múltiples conferencias. Según Bilbao, los niños no necesitan familiarizarse pronto con la tecnología. «Los dispositivos están diseñados para ser intuitivos y fáciles de usar, por eso una persona mayor también es capaz en dos horas de buscar en Google o ver un vídeo en YouTube». Otro mito: las nuevas tecnologías ayudan a desarrollar la inteligencia. «No hay transferencia de lo aprendido en el mundo digital al mundo real, es decir, puedes ser muy bueno jugando al Guitar Hero pero no tener ni idea de tocar la guitarra», expone el doctor.

Unas las afirmaciones que más alarma causan durante su reciente charla en el colegio Brains International de Madrid es que «a mayor tiempo expuestos a las nuevas tecnologías, mayor es el riesgo de desarrollar Síndrome de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)», un trastorno que afecta al 5% de los niños en España aproximadamente. Esto se explica porque entre los efectos que destacan de una excesiva exposición a las pantallas se encuentra el aumento de la impaciencia y la reducción de la atención. Bilbao desmonta así otro de los mitos más extendidos al respecto, según el cual se mejora la capacidad de concentración.

Con todo, Bilbao considera que las nuevas tecnologías son «una herramienta muy útil» y opina que «sí deberían estar presentes en el aula en determinados momentos», pero «a partir de la segunda mitad de Primaria». Aún así, invita a reflexionar sobre el «cuidado» que grandes empresarios tecnológicos han mostrado con sus propios hijos. Indica, además, que «trabajar la escritura es beneficioso, igual que los cálculos».