El sistema educativo español no suele quedar muy bien parado cada vez que se publica el informe PISA, siglas en inglés que se corresponden con el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes. Normalmente, las medidas que se adoptan pasan por “adelantar edades y aumentar los contenidos”, algo que no ocurre “en los países con mayor éxito escolar del centro y norte de Europa, donde empiezan el colegio más tarde, leen por primera vez con más edad y le dedican en general menos tiempo a la educación”, apuntan desde la Fundación Aprender. Desde su punto de vista, “el problema es que se mueven las edades y el currículum, pero no la metodología, que continúa anclada en el siglo XIX”.
Precisamente, la actividad de la fundación comenzó como respuesta a los problemas que ocasiona este sistema obsoleto, especialmente en aquellas personas afectadas por dificultades de aprendizaje. “Surge de la necesidad que teníamos un grupo de familias y profesionales, ya que trastornos como la dislexia, el déficit de atención, la dislalia o la discalculia condenaban al fracaso a personas válidas, debido a la práctica generalizada de memorizar a partir de un libro y repetir los contenidos de forma escrita para su evaluación”.
Conscientes de que el desarrollo de las personas debe ir más allá de la actividad puramente escolar, la fundación despliega su labor actuando sobre cuatro grandes áreas: colegios, centros de evaluación e intervención, espacio de investigación y desarrollo de los propios proyectos y el instituto de formación. Para que la dificultad de alumnos y alumnas sea minimizada, aplican el Modelo Corat, centrado en las habilidades, relaciones y autonomía de los estudiantes, y el Modelo Helix, con un enfoque más escolar e inclusivo.
Los tres grandes pilares del Helix lo dotan de un carácter íntegramente inclusivo. “Por un lado, alumnos y alumnas son los protagonistas, ellos construyen su aprendizaje, basado en el Método Decroly, que es el punto de partida”. En este sentido, la Fundación aclara que el segundo aspecto relevante es que el profesor debe ser “el alma y guía, el director de la obra, sin olvidar que los actores principales son los estudiantes”. Finalmente, “dotamos de gran importancia a la interacción entre el alumnado y el conocimiento, aquí es donde entran en acción las diferentes estrategias metodológicas”. De hecho, la aplicación de la norma científica pasa por centrar las acciones en el aprendizaje natural, que “consta de tres fases esenciales como son la observación, la asociación y la expresión”. La Fundación concreta que “cuando los chicos y chicas han realizado todo este proceso, los contenidos quedan grabados y aprendidos para siempre”.
La Fundación Aprender recuerda que “aquí no cabe el procedimiento de explicación, libro y examen”, y pone como ejemplo el desarrollo del mando a distancia de los televisores: “En un principio se ideó para las personas con impedimentos físicos, pero hoy todos nos beneficiamos de este invento”. Es la misma filosofía que aplica el Modelo Helix, que “hace riqueza de la diferencia” y permite que “todos los alumnos se sirvan de él”. En lugar de realizar adaptaciones curriculares que hagan sentir a los estudiantes con dificultades “aún más diferentes”, “se adapta todo el centro, incluyendo los métodos de evaluación, sin dejar de lado los contenidos oficiales”.