Es uno de los conceptos que más se está moviendo y desarrollando en la actualidad y, al mismo tiempo, es de los que poca gente se atreve a preguntar. Entendemos por mindfulness (literalmente, ‘la atención plena’) a la práctica en la que tomamos conciencia de las distintas facetas de nuestra experiencia en el momento presente. Podemos aprender a ser conscientes de cómo nos movemos, cómo nos sentimos (tanto física como emocionalmente), y cómo respondemos o reaccionamos ante cada momento de la vida. Esta cualidad de conciencia es la base de toda vida creativa, ya que nos permite ser honestos, pragmáticos, despiertos, valientes, y vivir con un sentido profundo de iniciativa.
Dichos beneficios de esta práctica han sido, precisamente, la razón por la que el Colegio Público Rúfino Blanco (Madrid) ha decidido implantar esta técnica para sus alumnos de 4º de Primaria hace dos años; los alumnos reciben estímulos tan sencillos como un sonido suave de olas del mar a la hora de instalarse en sus pupitres, cerrar los ojos y responder a los estímulos o sentir algo que se les da en las manos. En el campo concreto de la educación se conoce que mindfulness es muy positivo, puesto que aumenta la atención y la concentración de los estudiantes, ayuda a una mejor regulación emocional, disminuye conductas disruptivas en el aula y comportamientos como el acoso escolar, mejora el ambiente en el aula y en la familia y, como consecuencia de todo esto, incrementa los rendimientos académicos hasta en un 25%. Por tanto, niños y adultos deberíamos educarnos también en la filosofía del ‘ser’, en la que el ‘aquí’ y el ‘ahora’ es lo que cuenta, no lo que hayas sido o lo que vayas a ser. Podemos perder la atención, pero no podemos perder el hoy para tratar de recuperarla. #mindfulness #meditacion