MAYÚSCULAS PARA ESCRIBIR MEJOR

El sistema educativo finlandés, considerado como el más avanzado de Europa según el informe PISA, solo enseña a sus alumnos a escribir con letra de molde, capitular o mayúsculas. Este país sigue apostando por la escritura manual pero desde 2016, según el informe sobre la escritura en la era digital de BIC, ha decidido dejar a un lado la caligrafía cursiva o simplificada. De esta forma, alegan, para no sobrecargar de tareas a los alumnos, el tiempo dedicado a enseñar y a ejercitar la letra clásica en minúsculas puede emplearse en enseñar a los niños mecanografía, transmitiéndoles nuevas habilidades con las que estarán mejor preparados ante el futuro laboral y profesional. «Si los niños ya están usando teclados, hagamos que los empleen bien», se justifican.

Tenían el precedente de Estados Unidos donde, según este estudio, en 2011 los responsables de Educación Primaria dejaron al criterio de cada centro la decisión de continuar con la cursiva tradicional o compartir la letra de molde con la mecanografía.

Poco después, once estados reinstauraron la cursiva en sus escuelas, siendo Nueva York el último en sumarse a esta iniciativa. «Estos no son más que algunos ejemplos de la encrucijada actual, que nos obliga a decidir continuamente entre las pantallas y el papel, pero a quienes defienden que «si se puede escribir con teclados» no merece la pena enseñar caligrafía está el argumento de «para qué enseñar a sumar, si lo hacen las calculadoras».

De hecho, el informe de BIC reflexiona también sobre las repercusiones de estas decisiones en el rendimiento académico y el desarrollo cognitivo del niño, y recuerda que tanto neuroinvestigadores y psicopedagogos están de acuerdo en que escribir a mano tiene evidentes ventajas frente al teclado. Entre otras, «la de favorecer un menor conocimiento de la ortografía, una mayor facilidad y fluidez en la redacción de textos, mayor comprensión lectora, y una mejora de la memoria». Cuando los niños se limitan a teclear -prosiguen- simplemente representan en su cerebro un mapa del teclado, según el estudio «Frontiers in Psychology» de la Universidad de Indiana.