Los docentes estamos acostumbrados a evaluar a nuestros alumnos, pero nos olvidamos de un pequeño gran detalle: a veces conviene evaluarnos a nosotros mismos. Gracias a estos pequeños detalles o costumbres (por ejemplo, la puntualidad, hacer que los alumnos no salgan del aula o cuidar el tono de voz durante la clase) podremos evitar que las clases sean monótonas o que nuestros alumnos salgan con la sensación de no haber aprovechado la sesión. Evaluarnos equivale a seguir aprendiendo y a empatizar directamente con nuestro alumnado para lograr los mejores resultados.  #Checklist #Evaluación

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