Logaritmos neperianos en Inglés, tabla periódica de los elementos y formulación química en Francés, literatura de los Siglos de Oro en Alemán … No es ninguna quimera, es la pura realidad de una enseñanza bilingüe que ya está instalada en muchos centros, públicos o privados; pero cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿a quién resulta más beneficiosa, a los docentes, a los alumnos o a ambos colectivos?
Fue en 1996 cuando se decidió dar en España el paso hacia una enseñanza en otro idioma que no fuese el castellano; desde entonces, el crecimiento de esta modalidad ha sido constante, y ya se pueden empezar a establecer las primeras conclusiones al respecto. Por citar datos, se cifra en 1.3 millones de alumnos de Primaria y ESO los que se han decantado por la enseñanza en otro idioma. El segundo idioma más demandado es el Inglés, seguido del Francés y del Alemán. Pero el principal caballo de batalla son los modelos educativos de cada Comunidad Autónoma y, especialmente, las competencias lingüísticas, ya que, por ejemplo, a los docentes de Madrid se les exige el nivel C1, en tanto que en otras el nivel requerido es el B2.
Y es aquí donde se presenta el mayor de los dilemas: ¿es realmente útil enseñar una asignatura en Inglés cuando el docente, el alumnado o, en el peor de los casos, ambos, conoce parte de la información que se da en otro idioma distinto del materno? El ‘quid’ de la cuestión está en que esos docentes no sólo han de cuidar la programación de la asignatura, sino también -y esto es lo realmente importante- la metodología a emplear cuando se imparte un contenido en otro idioma. Por otro lado, cuando un alumno vaya a un centro bilingüe deberá saber que ello no implicará aprender dos idiomas, sino tratar de ser competente en ese segundo idioma tanto en el aula como fuera de ella. Traducido: no se tiene por qué usar el mismo término en dos lenguas distintas.
Link de interés > https://www.abc.es/formacion/abci-ensenanza-bilingue-modelo-consolidado-necesita-repaso-202002270859_noticia.html