CÁDIZ REDUCE EL FRACASO ESCOLAR.

Hace años que la Consejería de Educación, abochornada por los pésimos resultados en ese caprichoso medidor que es el informe PISA, aprieta para mejorar su encuesta interna, conocida como «Sistema de Indicadores del Sistema Educativo en Andalucía», y observar si se cumplen los objetivos que marca en su Plan General de Actividades la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa. Poco a poco, lentamente, esa obsesión está ofreciendo resultados, según se desprende de una comparativa entre los indicadores de 2011 y 2017 donde la mejor noticia es que se han sofocado las preocupantes cifras de huida de alumnos de las aulas una vez finalizado el periodo obligatorio.

En 2011 la esperanza de vida escolar en la provincia para un niño que entraba en el sistema a los seis años estaba en 12,6 años. En 2017, se había reducido la estancia de los alumnos en el sistema en casi un año, 11,8. Justo en la media andaluza. Es un indicador ambiguo, ya que nos puede hablar tanto de menos repeticiones, como de un abandono temprano. En cuanto a repeticiones, en 2017 el 60% de los alumnos de 15 años de la provincia (dos puntos por debajo de la media andaluza) se encontraba en el curso que le correspondía. Esa es la mala noticia, la buena es que en 2011 los datos eran siete puntos peores: sólo el 53% de los alumnos de esa edad estaban en su curso. En ese sentido es 2º de la ESO donde se produce la gran escabechina. En 2011 repetían en ese curso el 23% de los alumnos. En 2017 ya sólo eran el 18%. En ambos casos es un punto peor que la media andaluza, aunque con gran diferencia de las provincias con más problemas, Huelva y Almería.

Pero la gran revolución se ha producido en el índice del abandono escolar temprano, es decir, quienes dejan los estudios en cuanto superan la edad obligatoria. En 2011 estábamos en el 41%, diez puntos por encima de la media española, que era el 31%. En 2017 se ha reducido al 26%, cinco puntos por encima de la media nacional. Las becas Adriano y las de Segunda Oportunidad (para reincorporar a quienes se han salido del sistema) son incentivos atractivos para continuar estudios a familias con más dificultades económicas.