Uno de los momentos más difíciles por los que ha de pasar un niño en el difícil y apasionante tránsito del aprendizaje vital es el de recibir la noticia de que ha suspendido un examen. Y, en efecto, recibir una noticia de este calibre no es fácil de asumir, sobre todo si tenemos en cuenta que las capacidades de cada niño son distintas, que los docentes también son distintos a la hora de enseñar y de transmitir conocimientos para sus alumnos los pongan en práctica y, sobre todo, que no todas las familias saben aceptar esta pequeña pero, a la vez, gran piedra que obstaculiza el camino al éxito de sus hijos.
Esto es, como antes dijimos, el principal caballo de batalla que poseen todos los elementos educativos -padres, hijos y docentes-. Y las estadísticas no engañan: según el Ministerio de Educación, el 17.9% de los estudiantes españoles terminan abandonando los estudios. La razón es evidente: la desmotivación, pues, según ellos, tienen pocas cosas que aprender. A ello hay que añadir la frustración que acarrea el tener un expediente académico deficiente o muy deficiente. Eso, y el hecho de escuchar calificativos como ‘el rey de los suspensos’. Sin embargo, podemos hacer frente a tan embarazosa situación siguiendo los siguientes consejos:
■ Evitar hacer de un suspenso un mundo > hay que mentalizar al niño de que ‘suspender no implica fallar’, pues hay factores ajenos que provocan precisamente dicha situación.
■ Implantar hábitos de estudio > si allí se encontrara la raíz del suspenso, este medida es esencial para localizar y atajar de raíz dicho problema. La constancia y el esfuerzo siempre serán las herramientas para revertir un suspenso.
■ Valorar el esfuerzo del niño > cada niño tiene sus propias limitaciones. Por tanto, cada mérito, por pequeño que sea, hay que valorarlo como un pequeño paso para que el niño vuelva a motivarse. Eso sí, sin engrandecerlo de forma excesiva.
■ Cambiar el profesorado > hay que empezar a cambiar la forma de contratar al profesorado. Hay que elegir al que tiene vocación; necesitamos más docentes con corazón.
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