Se denomina ‘ritmo circadiano’ al conjunto de cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo aproximado de 24 horas y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. Se encuentran en la mayoría de los seres vivos, incluidos los animales, las plantas y muchos microbios diminutos. Algo tan básico como la presencia y/o ausencia de la luz y de la oscuridad afecta directamente a cada individuo; como seres vivos, estamos acostumbrados a desarrollar nuestras actividades con la luz del día y a descansar durante la noche. El problema se presenta cuando, por diversos factores que no tienen que ver con la fisonomía del individuo, ese reloj biológico se altera, con lo cual se alteran también nuestras costumbres y, en definitiva, se altera todo nuestro organismo.
Se dice que la proporción ideal entre tiempo despierto y tiempo de sueño es 16/8 (no olvidemos que el ritmo circadiano se desarrolla durante todo el día), y que la hora ideal para irnos a la cama es entre las 21h y 22h. Para explicar mejor esto, tenemos que recurrir al llamado SNC (núcleo supraquiasmático), ubicado en la región del hipotálamo del cerebro, situada justo detrás de los ojos. El SCN contiene dos grupos de células que actúan como relojes. El reloj biológico se calibra utilizando una serie de señales horarias; dichas señales se llaman ‘Zeitgebers’ (en alemán, ‘proporcionadores, dotadores de tiempo’), y pueden ser la actividad física, la temperatura, la comida, etc … La luz del sol viaja a los ojos, a través del nervio óptico, el cual conduce a la SNC. La SNC contiene células fotogénicas especiales que son capaces de detectar el nivel de luz.
Cuando no hay luz, una hormona llamada melatonina es producida por la glándula pineal. La melatonina se conoce como la hormona de la oscuridad por esta razón. Cuando la luz entra en los ojos, la glándula pineal deja de producir melatonina. El papel de la melatonina es para adormecerte. Esta es la forma en que el cuerpo se alinea naturalmente el ciclo de sueño y vigilia con el ciclo de día noche. A tal efecto, los científicos estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young han ganado el premio Nobel de Medicina de 2017. Gracias a eso podremos conocer mejor bajo qué circunstancias es bueno o malo estar tan dormido o despierto y, sobre todo, conocer mejor nuestro cuerpo.